Cuando la minería atraviesa fronteras, comunidades y vidas
El drama humano que viven las personas que son alcanzadas y amenazadas por la minería metálica es una razón para aumentar la lucha que se enfrente a esta dañina industria para el medio ambiente.
Por Miriam García
Fotografías: Mirna Pacheco/Luis Tobar (Foto principal)
La minería metálica es una amenaza que atraviesa fronteras. Países como el nuestro, Guatemala y Honduras; ricos en recursos naturales, se convierten en joyas apetecibles para compañías extranjeras transnacionales, que buscan explotar la riqueza natural en que vivimos. Para ellos, se traduce en dinero. Para comunidades y la población se traduce en vida.
Es esta disyuntiva la que ha originado la lucha tirante contra los proyectos mineros y lo que ha motiva el primer Encuentro Binacional sobre los efectos de Minería Artesanal y Minería Transfronteriza entre comunidades organizadas de Honduras y la Asociación de Desarrollo Económico y Social de Cabañas (ADES). Una reunión donde el principal objetivo era poner en común y articular la lucha contra la minería metálica.
Luis González, de la Unidad Ecológica Salvadoreña, califica a la Minería Metálica, como una de las industrias más lesivas; y sin embargo en países como Honduras, Guatemala y El Salvador existen proyectos mineros muy fuertes que se han enraizado en comunidades: “En este primer momento queremos hacer un acercamiento con Honduras, porque tenemos muchas cosas que complejizan la lucha y nos acercan a nuestro países. La violencia es uno; ya hemos hablado de como aquí en El Salvador ya hemos tenido varias muertes, (como en) su lucha contra la minería metálica” dijo Luis, al iniciar el encuentro.
Las y los visitantes que llegaban de departamentos como Yoro, Olancho y otros de la zona nororiental de Honduras comparten amenazas e inclusive, la huella de la muerte por oponerse a monocultivos (en Honduras existen monocultivos de palma africana) y de minería, una industria mucho más grande y grave en este país. “Creemos importante hacer esta reunión con el movimiento de ambos países para poder avanzar en el trabajo, para poder avanzar en la lucha contra la minería metálica y poder tener marcos regulatorios binacionales para que nos puedan revertir esta actividad” enfatiza Luis.
En Honduras, de acuerdo a las y los compatriotas que compartieron en el encuentro, el tema de la minería es bastante grave y lamentable. De acuerdo a un campesino, que omitió dar su nombre; pero que vino desde Danli, del Departamento del Paraíso, el tema de la minería es muy grave; pues en algunos sitios se han desalojado comunidades, inclusive se han hecho trabajos en cementerios para realizar extracción de minerales. Por eso la lucha es fuerte y desigual: “Luchar contra las compañías mineras es bastante lamentable. Ser dirigente en estos países no es fácil. Tenemos por delante como enemigo al gobierno. Andamos luchando porque nuestros hijos, nuestros nietos, no miren un desierto. Honduras es un país muy riquísimo, Honduras no es pobre pero lamentablemente (esa riqueza) está agarrada de unas 4 personas y el 70% estamos en pobreza.” manifestó el campesino.
En el vecino país, las compañías mineras se han decantado por el lado de la ayuda social para penetrar en las comunidades, comentan los ambientalistas que visitaron el encuentro. Con ofertas de empleos, creación de centros de salud y escuelas, las empresas mineras han buscado ganarse la simpatía de comunidades; inclusive a través de las iglesias, como menciona otro campesino, de la zona de Yoro: “(Se) están introduciendo en la parte religiosa, en los evangélicos; para que el pastor vaya convenciendo a los feligreses, Tenemos el caso de un pastor que hasta ayuna en la mina para que los demás miembros de la comunidad accedamos.” En Yoro se viene luchando contra la minería desde 2010.
En Honduras existe la Mesa de Incidencia para la Gestión de Riesgos; que es donde estas comunidades organizadas y ambientalistas están aglutinados, generando incidencia en 9 de los 18 departamentos, de acuerdo a una ambientalista hondureña qu omitió dar su nombre, como sus compañeros, por la amenaza que representa para los activistas la minería.
Honduras como espejo para El Salvador
El Salvador no está ajeno al drama humano que la minería provoca. Aquí la lucha contra la industria ya ha cobrado víctimas mortales. En Goacotecti, Cabañas, se recuerdan a cuatro personas que fueron asesinadas por su postura no solo frente a la minería, sino por su actvismo en la comunidad: Dora Sorto, Marcelo Rivera, Ramiro Rivera y el joven David Amaya Urías.
Vidalina Morales, una mujer insignia de lucha contra la minería metálica, expone que, aunque en el país no se ha accedido a la explotación minera, la sombra amenazadora no se ha detenido: “La amenaza es fuerte porque la empresa minera persiste a pesar de diez años de la lucha minera en nuestro país de enfrentar a esta empresa, que no escucha nuestra petición sino que más bien insiste en que el proyecto va a ser desarrollado.”
Al igual que en Honduras, la industria minera se ha volcado ahora en proyectos de ayuda social. A pocos minutos de ADES se encuentra la Fundación El Dorado; que es el mismo proyecto minero que desde 2005 quiere realizar la explotación de minerales en Cabañas. Vidalina explica que en 2005, el proyecto minero, entonces perteneciente a la transnacional Pacific Rim, presentó una solicitud de permisos para explotación al Ministerio de Medio ambiente; después de realizar la exploración que sí fue aprobada.
El mecanismo para proceder a la explotación es después de presentar un estudio de viabilidad de la industria. El Dorado presentó dicho estudio; pero realizado por investigadores internos; que daban luz verde al proyecto, pero fue allí donde ADES se puso en guardia y lograron que se presentara un estudio independiente a la industria; realizado por el doctor estadounidense Robert Morán, un investigador con 18 de años de trayectoria en proyectos ambientales. Este estudio concluía que la minería era inviable y el Ministerio de Medio Ambiente de entonces denegó el permiso. Esta decisión es la que dió origen al litigio que el Estado Salvadoreño enfrenta contra la Pacific Rim (ahora Oceana Gold); quien demanda al país por 301 millones de dólares en concepto de inversiones perdidas en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI)
Esa es la lucha a gran escala; pero a pequeña escala, en las comunidades de Cabañas, la minería se ha volcado en la estrategia de “divide y vencerás”; haciendo como en Honduras: ofrecen clases de inglés, proyectos de reciclaje para voluntariado, ayuda social y empleo; lo que hace que muchas personas abracen el proyecto minero sin darse cuenta de la carga dañina que trae consigo.
Sin embargo, así como el proyecto minero no cesa en su empeño, así mismo las comunidades organizadas de Cabañas, no callaran sus ideales: “No nos cabe duda de que vamos a seguir enfrentando problemática porque creemos que nuestro futuro y el futuro de nuestras generaciones está en riesgo si seguimos con los proyectos mineros no solamente con nuestros proyectos acá con los proyectos que se pretenden realizar” dice Vidalina.
Costo humano
Es importante recalcar que la exploración tampoco es tan inocente como podría parecer. Ya lo explica Cidia Cortéz, con un ejemplo de la exploración minera que se ha realizado desde 2007 en Cerro Blanco, Guatemala. Allí, los trabajos de exploración han derivado en la filtración de metales pesados y peligrosos en ríos y afluentes fronterizos entre El Salvador y Guatemala. Y eso que aún no se han realizado trabajos de extracción. (Ver entrevista aparte). Por eso, es importante enfatizar que la amenaza minera no solo está dentro, sino fuera de nuestras fronteras, como con este proyecto de Cerro Blanco; que afectaría directamente al río Lempa.
Por otra parte, la industria minera no solo ha llevado al Estado Salvadoreño a un desgastante litigio internacional en el CIADI; también se ha ensañado con quiénes no se rinden ante las mieles de la minería; como los ambientalistas asesinados en 2009 (Marcelo, Dora Alicia y Ramiro) y 2012 (David Amaya Urías) y en otros activistas y periodistas de Radio Victoria, la radio comunitaria de esta zona de Cabañas; quienes han recibido amenazas por su incisiva denuncia contra la minería.
Vidalina comenta que, aunque el proyecto de El Dorado tiene 12 kilómetros de propiedad; han realizado la exploración en más de 60 kilómetros de el departamento. Y además explica que en Cabañas hay cinco distritos mineros; El Dorado es la punta del iceberg.
Sin embargo, ha sido en esta parte de Cabañas, entre Goacotecti y Santa Marta, dónde desde 2005 se ha notado el efecto más punzante de la industria. La madre de David Maya Urías, una activista contra la minería que vive en Cabañas, expresa que en su territorio, cuando la industria comenzaba a “coquetear con la comunidad” se fueron secando fuentes; y eso desencadenó en que perdieran árboles frutales, cosechas y animales de granja.
La pobreza tocó a las familias aledañas a la exploración y esto generó el descontento y la lucha para detener la industria por parte de la comunidad. Pero también trajo la muerte para su hijo, un 30 de junio de 2012, a tres años que se encontrara el cuerpo torturado de Marcelo Rivera.
El asesinato de los activistas estuvo marcado por la brutalidad. De acuerdo a una representante de la Defensoría del Pueblo de ADES; un ente que busca proteger a víctimas y sus familias en estos temas; en Latinoamérica se vive una realidad muy cruda cuando son mujeres las que se pronuncian contra la minería, y es que se daña a la familia cercana (hijos) para vulnerar a la mujer y detener su justa lucha.
A pesar de esto, la madre de David no ha cejado en su lucha contra la minería; aunque afirma que de la misma Fiscalía le han aconsejado que se vaya del país; y el crimen de su hijo no haya castigado ni a los autores materiales (que fueron liberados) ni a los intelectuales. Tampoco se detiene Vidalina, ni las y los miembros de ADES. La lucha contra la minería en nuestro país y su costo humano ha sido conocido a nivel mundial. Vidalina comenta que se han realizado coberturas periodísticas de medios de Japón e inclusive de la cadena árabe Al Jazira.
Entre otras cosas, si los proyectos de extracción de minerales no han logrado concretarse ha sido por la postura firme de comunidades. Un ejemplo muy claro es en Chalatenango, donde existen municipalidades que se han protegido de la minería con ordenanzas municipales. En Goactoecti o Santa Marta es más complicado, pues existe mucha polarización política. Y si hablamos de leyes, no existe en nuestro país una ley que prohíba la minería metálica y menos una que proteja el agua. Y para Vidalina las cosas no pintan bien en la Asamblea Legislativa, pues no hay correlación de fuerzas que favorezcan estas iniciativas.
El Salvador ya enfrentó la crudeza de la minería y está a la deriva sin leyes que lo protejan. Por eso, el mensaje que deja este encuentro, la lucha de Vidalina, el activismo de la madre de David y la visita de las y los campesinos de Honduras es que se conozca el daño que la industria produce, que se eduque a la población vulnerable para que sean filas cerradas las que corten el paso al monstruo de la minería metálica.
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